Inma Bermúdez: “La función del diseñador es saber qué uso se le va a dar al objeto”
La innovación y la originalidad son aspectos a tener en cuenta en el momento de crear un nuevo diseño. ¿Cómo se plantea este juego entre lo contemporáneo y lo único?
Creo que se puede innovar y se puede ser original a través de la artesanía. En eso consiste en parte la creatividad: en innovar utilizando técnicas que a lo mejor son más antiguas, no solamente con nuevos procesos de producción.
Más allá de la obvia función de iluminación, ¿qué crees que puede aportar una lámpara en su espacio?
Más allá de iluminar, las lámparas tienen un carácter muy decorativo. Hay que pensar que no están siempre encendidas y necesitan transmitir y estar integradas en su entorno. Las lámparas de techo o las de sobremesa suelen ser mucho más decorativas. En el caso de Marset, su catálogo es muy decorativo.
La interacción entre el usuario y la fuente de luz es un elemento clave en tus diseños, una relación que va más allá de un clic de encendido y apagado. ¿Por qué crees que es necesario dar más libertad de usabilidad al usuario?
La función del diseñador es saber qué uso se le va a dar al objeto. Cuanta más libertad de uso tenga la lámpara, más espacio dejas para la espontaneidad del usuario. Es verdad que la FollowMe es muy especial por el hecho de que no tiene cables y es resistente por sus materiales, por lo que puedes hacer muchas cosas con ella: puedes colgarla, llevártela…
En el proceso de diseño, ¿en qué te inspiras para plasmar tus ideas en el objeto?
Mi principal fuente de inspiración es cómo se va a utilizar ese objeto y cómo puedo facilitar ese uso, cómo va a interactuar ese objeto con el usuario. También es verdad que los procesos de producción o los materiales son una fuente de inspiración, te pueden acotar o dar una mayor libertad a la hora de diseñar en cuanto a formas o acabados.
¿Hay unos valores específicos que busques destacar en tus diseños? ¿Cuáles?
Para mí es fundamental la buena usabilidad del objeto. Me molestan los objetos que no están bien pensados, que a veces te confunden, como cuando vas a una puerta y no sabes si tienes que tirar o empujar; ese tipo de malas soluciones que un diseñador no debería permitirse. Por otro lado, también me gusta el factor sorpresa, poder conseguir una sonrisa.
Sobre el primer modelo de la FollowMe, se introdujeron cambios como la disponibilidad de la lámpara en diferentes colores. ¿Qué aporta esta nueva gama a tu diseño?
Con las opciones de color lo que estamos ofreciendo son otras posibilidades decorativas. Lo que hemos hecho ha sido utilizar colores desaturados, y así mantenemos esa belleza más sobria. Tenemos el color azul, para acercar el diseño a un mundo más infantil, y luego el terracota y el verde, más sofisticados.
Se han añadido variaciones de la FollowMe, y siempre se ha querido mantener la asa de madera. ¿Por qué?
Yo siempre tuve claro que el lugar por donde se cogía la lámpara tenía que ser de madera, porque al final es el punto por donde tú la sientes. En este caso más que con ninguna otra, porque te la llevas, la tienes en la mano, y la madera es cálida. Siempre he pensado que tenía que estar ahí, más que el metal o el plástico.
Su diseño, colores, medidas y materiales hacen de la FollowMe un producto atractivo para un público muy diverso. ¿Cuál crees que es el elemento común que interesa a una red de usuarios tan variada?
Además de versátil, creo que es una lámpara que gusta a todo o a casi todo el mundo, y eso es muy difícil de conseguir como diseñadora. Es muy sencilla, pero al mismo tiempo muy elegante. Tiene un diseño atemporal, no la podría identificar con ninguna moda. Yo estoy muy satisfecha. No sé si lo voy a volver a conseguir, pero ha sido todo un éxito.