Color Stories con Yago Hortal
Este artista barcelonés lleva más de 15 años dedicado a la pintura, con una obra colorista, caracterizada por sus cromatismos intensos y vibrantes. Actualmente, explora un campo de tonos más oscuros, monocromáticos y naturales. Sin embargo, a lo largo de toda su carrera siempre ha utilizado el color como parte fundamental de su lenguaje artístico, para crear composiciones y utilizarlo para experimentar.
¿Cómo definirías tu estilo?Se me conoce mucho por una obra muy gestual, muy líquida, de un gesto muy marcado, muy claro, tanto como con una densidad muy gruesa y exuberantemente colorista. Ahora estoy en una transición hacia otro punto, pero se me conoce mucho por el color.
Este uso del color es un reflejo importante de tu trabajo, ¿Qué representa para ti?El color para mí es algo natural. Siempre me ha salido de una manera muy espontánea, nada provocado. En realidad, siempre digo que no sé si soy yo el que escoge los colores con los que pintar o es la tela realmente la que decide con qué colores quiere ser pintada. La pintura tiene un poco eso, que realmente nunca sabes hasta qué punto tú tienes el control sobre ella.
¿Cómo y cuándo encontraste un lenguaje artístico tan distintivo?Desde muy pronto, cuando acabé la carrera ya veía un poquito hacia dónde quería ir y a base de trabajar mucho, de pintar, corregir, añadir y quitar cosas que no me interesaban, llegué a donde estoy ahora.
Este uso del color tan arriesgado y particular se traduce de igual forma en tu vida personal? Creo que no, soy una persona más sobria a la hora de vestir o de decorar, por ejemplo, pero siempre me gusta tener un punto de color en las cosas, en algún detalle en concreto. Supongo que es porque vivo rodeado de color constantemente en el taller, hago un balance y no lo necesito tanto en otras situaciones.
¿Cómo es tu proceso al elegir un color o una paleta? ¿En qué se basa esa decisión? En la motivación por descubrir algo nuevo, algo desconocido, que te pueda abrir puertas que tú no conoces y llevarte por otros caminos igualmente válidos. Realmente las mezclas de colores siempre me surgen en base a lo que había pensado pintar, en herencia de lo que he pintado anteriormente. Entonces, quizás desde el primer cuadro hasta el el último van creando un recorrido, que es lo que creo que es la obra de un artista. Yo no pensaba en pintar un cuadro en concreto en un color específico.
¿Cómo sabes cuándo parar?Eso es lo más difícil de todo. Lo notas de alguna manera, lo notas cuando el cuadro ya está y no le puedes añadir nada que lo mejore, tienes que parar. Lo que pasa es que es difícil. A veces buscar la perfección no siempre es bueno y te pasas de vueltas y llegas a un punto peor.
¿Cómo crees que influye el color en la vida de las personas que contemplan tus obras? En la última exposición, muchísimas personas me dijeron que salían muy enérgicas, con mucha vitalidad y eso es algo que me gusta mucho que me digan, pero no es algo que yo realmente busqué con mi pintura. No busco provocar nada en particular, pero me gusta que el resultado sea ese punto de positivismo y de alegría, que parece que, a través del color, los cuadros pueden dar.
¿De qué manera esperas que tus obras ocupen un espacio? No pienso nunca en el espacio en el que van a vivir una vez hayan salido del taller, son cosas autónomas de alguna forma y cuando salen de mi taller yo pierdo el control sobre ellas. Yo cuando pinto, no pinto pensando en que vayan a ninguna colección en concreto, a ningún museo, simplemente eso sucede después. Sin embargo, pienso que lo importante de esos espacios es el silencio que tienen alrededor. Es muy importante que nada altere al cuadro en sí. Cada uno necesita su propio espacio. Ese silencio que lo envuelve y que tiene alrededor, es lo que hace que, de alguna manera, esté bien acompañado.
No es solo el uso de cromatismos intensos y vibrantes sino la manera en que están plasmados, desde la abstracción y la forma que toma el color. ¿Podrías contarnos más sobre tus procesos?El proceso es muy orgánico. Yo empiezo a pintar eso en herencia, un poquito de lo que me he dejado de pintar en el cuadro anterior. Un cuadro siempre te lleva a otro y es un proceso muy natural, en el que no hay nada forzado, en el sentido de que no busco pintar algo en concreto.
¿Quiénes son tus referentes? ¿De dónde te inspiras?Hay muchos pintores, muchos artistas que me gustan, por ejemplo, Miguel Ángel Campano, José Guerrero o Katharina Grosse. Otros también, más jóvenes, como Víctor Jaenada, Alan Sastre, Guillermo Pfaff. También Howard Hodgkin, es un pintor inglés mayor. Y supongo que de todos coges alguna cosa o te llegan de un modo en particular y te inspiran. Aunque, normalmente intento no ver mucha pintura cuando estoy en un proceso de trabajo intenso, no busco influenciarme mucho.
En tu exhibición ‘Esto era antes, esto es ahora’, crees que hay un cambio significativo en cómo percibes el color durante tu trayectoria?Sí, seguramente sí. Antes, mis obras, desprendían exuberancia con explosiones de color, -que no descarto que en algún momento vuelvan- pero ahora mismo, me interesan cosas más naturales, más que los colores industriales que utilizaba antes, como por ejemplo: negros carbones o grafitos, justamente por desconocidos. Nunca antes había utilizado el negro, porque no lo necesitaba y utilizaba tonos más oscuros para crear contrastes. Pero ahora el negro, justamente por no haberlo utilizado, me llama la atención.
¿Existe algún reto que quieras abordar en tus obras actualmente en relación al color?Sí, al final creo que a veces lo bonito también es perderse, para no conocer tanto lo que tú haces. Me parece que acomodarse de alguna manera en algo que conoces es bastante fácil, que está bien, tiene su validez, pero justamente yo estoy haciendo lo contrario ahora, porque creo que así me da un mayor conocimiento del medio. Buscar cosas nuevas te permite tener la ilusión de decir “esto también se puede hacer”.
¿Tu obra se ha visto afectada de alguna manera con la aparición de nuevas técnicas?No lo sé, porque yo voy trabajando con varias técnicas, con varias cosas a la vez. Pero siempre desde la materialidad, donde hay una variedad de densidades de pintura. Entonces, en mi caso intento buscar varios caminos, y voy probando varios extremos, a ver qué sucede. A menudo me preguntan si mis cuadros son digitales, porque en ellos hay mucho difuminado y a veces se crea algo muy extraño a nivel visual. El trabajo del pintor es muy de taller y de estar solo. Y en ese sentido, yo soy algo más clásico, más de material, de tocar y experimentar.
¿Tienes algún color con el que te sientas más afín?Uno en concreto no, depende de para qué. A la hora de pintar me muevo con varios colores al mismo tiempo. Siempre hay un amarillo, un rosa, un verde. Podría decir que probablemente esos son los tres que utilizo más. Los azules son más complejos. Actualmente también me interesan los negros. Esta elección sucede de manera natural, dependiendo del contexto, del momento, yo siempre he vivido rodeado de colores y van cambiando.
¿Crees que quedan cosas por descubrir en relación al color?Sí, un montón de cosas. En todos los sentidos. En realidad, ojalá esto no se acabe nunca.