Reflections of light – Christophe Mathieu- tercera parte
-¿Tienes alguna luz preferida?
-Me gusta mucho jugar con la luz indirecta, que choca contra los elementos que la rodean, no sólo dentro de un espacio arquitectónico. La lámpara no deja de ser en ese sentido una arquitectura en miniatura, como las Discocó y Maranga. Gracias a esos elementos que apantallan luz, juegas con el resultado y manipulas la luz. La lámpara no sólo es emisor, también es receptor de luz exterior. Diseñar una lámpara es enormemente complejo, lo que también me atrae. No estaría mal que los niños tuviesen una asignatura sobre la luz en las escuelas!.
-Un recuerdo vinculado a la luz.
-Fui de viaje a Senegal con un amigo y lo primero que me impresionó al llegar fue el aeropuerto de Dakar totalmente a oscuras. Aquí estamos invadidos de luz artificial por todas partes. En los pueblos de noche salíamos a pasear y no se veía nada. Sólo oía un montón de voces. En las casas donde dormimos únicamente había una bombillita pequeña colgada en el centro de la habitación – la de Edison transparente de muy pocos vatios- con una luz muy cálida. Tuve una sensación de cierta inseguridad. Pero también sentí confort.
Vivo en Barcelona y por la noche nunca hay oscuridad total. Salgo a la terraza y veo cantidad de luz. Como contraste, me gusta mucho ir a la montaña con la tienda de campaña y vivir la noche oscura sólo con la luz de las estrellas. La oscuridad transmite silencio, relax. A veces hay que descansar de luz.
-Te criaste en Canarias ¿cómo es la luz allí?
-Al estar cerca del trópico cae más vertical. Sobre todo en verano es más directa, las luces y sombras se endurecen. De pequeño vivíamos a cinco minutos andado de un mirador dónde tenías todo el océano Atlántico delante ti. Los amaneceres y atardeceres eran espectaculares, con los cambios de tonos de luz, más fría, más tórrida, hasta que el sol desaparece. Todavía me sigue gustando ir a la playa al atardecer, por la calidad de la luz.
-¿Cuál es el mejor consejo que te han dado?
-Estaba en Milán buscando trabajo y fui al estudio de Enzo Mari. Me recibió él por equivocación. Iba a enseñarle el book y me dijo que no le interesaba, pero añadió: “¿Quiere que le dé un consejo? Si tiene usted dinero dedíquese a viajar y si no quédese en Canarias tomando el sol, porque diseñadores hay aquí más que guardias urbanos.”
En realidad el mejor consejo fue otro. Dedícate a lo que quieras, pero que te guste. Sé honesto a través de los objetos que hagas. Y si quieres alcanzar una cosa y todavía no llegas, fórmate y estudia para lograrlo. Son los consejos que yo daría hoy. Y también: Mírate bien los primeros trabajos que haces, porque marcan mucho.
Me gusta mucho jugar con la luz indirecta, que choca contra los elementos que la rodean