Reflections on light – Christophe Mathieu – primera parte
Una lámpara debe seducirte ya antes de que la enciendas
-¿Qué le pides a una lámpara?
-Lo primero que tenga una buena calidad de luz, siempre en relación con su tipología, función, dónde irá ubicada, los posibles usos… Además de ser un aparato que ayuda a ver, es un objeto con tamaño, volumen, proporciones. Yo, a una lámpara, le pido que sea bonita cuando esté encendida y también apagada, debe seducirte ya antes de que la enciendas.
-¿Existe la lámpara perfecta?
-Seguramente no, porque cada usuario es diferente. La perfecta para ti quizás no lo sea para tu vecino o tu pareja. Quizás para mí, es aquella que tiene la luz adecuada para lo que fue concebida, reconfortante y bella como objeto, que estéticamente represente la época en que fue diseñada pero que contenga características que la hagan perdurable en el tiempo, hecha con buenos materiales, técnicamente bien resuelta, en donde su precio no supere a su valor. No pido poco, ya. También está la lámpara como tótem: esa pieza con gran presencia que despierta el interés y llena el espacio, en este caso la iluminación es ambiental, algo secundaria. Pero también está la lámpara que no se impone estéticamente y, al encenderla, hace que la vida sea más confortable. Cada objeto tiene su función por el que fue concebido.
-Hablas de la función que tiene cada objeto.
-El tema de la función de los objetos es un discurso que ha cambiado a lo largo del tiempo. En los años 80 era un tema que derramaba mucha tinta y había muchas discusiones. Si una silla no era cómoda entonces era una silla inservible. Yo creo que ahora un objeto es algo más complejo, depende de las funciones para las que ha sido pensado, depende del uso que le quieras dar al objeto o la
-¿Con qué materiales te gusta trabajar?
-Me gustan todos si se utilizan correctamente, pero siento rechazo cuando están mal trabajados. Los materiales no tienen la culpa del buen o mal uso que se haga de ellos!. En determinadas épocas se abusa mucho de alguno y satura a público y diseñadores. Como pasó en los 90s con el aluminio, y ahora con el latón o el cobre.
¿Cómo sabes si un material es el adecuado?
– En diseño es muy importante el ensayo y error, por eso realizo muchas maquetas y prototipos. Normalmente no parto de un material al inicio de un proyecto, sino del tipo de luz que quiero, y busco los elementos para ello: materiales “ideales”, posibles sistemas de ejecución, acabados, colores, precio final, si se fabricará a gran escala o de modo artesanal… La lámpara Discocó inicialmente la imaginé con discos metálicos y acabaron siendo de plástico inyectado. Todos los factores suman.
-¿Qué fases destacas en el proceso de diseño?
-Dedico bastante tiempo a pensar, la verdad. Lo realmente importante es tener una buena idea. Parece obvio, pero es así. ¿Cómo se consiguen las buenas ideas? Surgen en un momento concreto, aunque no se te ocurren de repente. A veces tengo un flash, una imagen de lo que quiero que un objeto trasmita a los demás, pero es el resultado de unas circunstancias, del cúmulo del día a día, de ir trabajando. Entonces intento visualizar lo más claro posible el objeto en la cabeza, y lo dibujo en papel o paso directamente a la maqueta, que me ayuda a ver las proporciones y el volumen en un espacio.
Luego está la parte emocional. Es muy importante que esa idea produzca en mí una emoción, que me entusiasme. Es casi una cuestión práctica porque me motiva a continuar, normalmente no trabajo por encargo, cada día diseño o mejor dicho proyecto, como otro escribe o pinta.
-¿Por qué prefieres la palabra proyectar a diseñar?
-Diseñar lo asocio más a dibujar y proyectar a pensar cómo llevar a cabo una idea. Proyectar en el futuro: de dónde no hay nada surge algo. Y me interesa el verbo “proyectar” en relación a la luz, como el proyector de diapositivas. Es decir, utilizar la luz para proyectar un objeto contra una superficie. Además, me gusta la connotación de lanzar a larga distancia.
-¿Qué te interesaría proyectar que no hayas hecho todavía?
– En realidad, siempre estoy proyectando. Camino por la calle, veo que están de obras en una tienda, y cuando la inauguran me encanta pensar cómo habría hecho yo el interiorismo. Voy por primera vez a casa de alguien y diseño mentalmente el espacio. O en la playa, en Tenerife dónde vamos de vacaciones, hay zonas sin arena con rocas que entran en el mar… Me pongo a pensar y proyectar cómo resolvería el acceso al mar. Me gusta pensar en cómo mejorar las cosas, es algo con lo que me lo paso “pipa”.